El blog de Petita

Soy una chica, recién llegada al mundo de la EM, en mi caso remitente-recurrente. Muchas veces se me hace más fácil escribir que hablar sobre mis sentimientos y experiencias y por eso estoy aquí. Soy consciente de que la vida no es un camino de rosas, pero la illusion es fundamental y trato de no perderla por nada del mundo. Precisamente eso sería lo que me gustaría transmitir, para sobre todo, tratar de ayudar a otras personas: que se rían, que se sientan identificadas y compartir con ellas esa ILUSIÓN.

Cuando todo comenzó…

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Van a cumplirse dos años desde que comenzó todo, no el diagnóstico, pero sí los primeros síntomas. Recuerdo esos momentos cómo si el tiempo no hubiera pasado y se hubieran quedado grabados en mi cabeza con imágenes permanentes.

Tras mis síntomas de pérdida de sensibilidad en la parte izquierda del cuerpo y mi ingreso en el “hospi” para hacerme unas pruebas, vieron que tenía una lesión en la médula, pero la esclerosis múltiple estaba practicamente descartada. Y yo seguía con mi vida normal, en mis mundos de “yupi”, pensando que esa mancha tan pronto como había venido, se iría ¡qué equivocada estaba!

Después de vivir unos meses en la ignorancia, recuerdo el día que volví al hospital para una revisión, que esperaba fuera la última con el neurólogo. Y cuando me dijo: tienes esclerosis múltiple no me lo podría creer, me quede en shock, si me pinchan creo que ni sangro.

A partir de ese día, aunque una parte de mí se negaba a verlo, en el fondo sabía que ya nada iba a ser lo que era y que todo iba a dar un giro radical. Intentas adelantar tu futuro y proyectar tu vida para visualizarte y obviamente lo haces de una forma en el que no te gusta nada lo que ves. Lo ves todo tan negro que aunque te intenten animar tú no consigues salir de ese hondo pozo en el que te has metido. Solo tienes ganas de llorar hasta que no te queden más lágrimas. Todos tus planes se desvanecen y solo te vienen preguntas a la cabeza llenas de cómos y porqués a las que no les encuentras respuesta.

Te niegas a afrontar que tienes esa enfermedad y tratar de dar una normalidad aparente a tu vida, aunque tú misma sabes que esa normalidad es solo eso, apariencia. Apariencia para no estar llorando todo el día y que los que te rodean y te quieren se vengan abajo. Además no quieres que la gente sepa, por miedo al rechazo. Te ahogas en el trabajo para no pensar y sin darte cuenta te vas metiendo en una espiral que no tiene salida. Vives por y para trabajar, olvidándote de lo valiosa que es la vida fuera de allí, te obsesionas por dar lo mejor de ti y autoconvencerte de lo mucho que vales. Fuera de allí no tienes fuerzas, ni ganas de nada, el cansancio, la desgana y la tristeza se convierten en tus “mejores compañeras”. Esperas comprensión y luchas más que nunca por sentirte aceptada, pero lo cierto es que en muchos casos eso nunca llega… Es así como transcurrieron los primeros meses de mi enfermedad.

Y ¿cómo no?, eso de que son los golpes los que te hacen aprender cobra mas fuerza que nunca. Y los golpes llegaron en forma de brotes, sobre todo con uno en el que no podía casi ni andar y movía con dificultad un brazo. Fue en ese momento cuando tuve que poner los pies en el suelo y abrir los ojos.

Es ahora cuando te sientas un momento a reflexionar y echas la vista atrás cuando empiezas a tomar conciencia de todo. De lo hundida que has estado, de no afrontar la realidad y que ahora sí puedes decir que todo eso ha cambiado. Has madurado y te vas aceptando cómo eres, poco a poco, porque no es un camino fácil, pero sabes que vas en el buen camino. Y es cuando tu cambias el “chip” cuando empiezas a ver diferente todo lo que te rodea y a vivir la vida de otra manera.  

Con esos momentos que ya son agua pasada, pero que siempre tendré en mi memoria, sé lo que tengo, con mis limitaciones, pero convencida de que todo va a salir bien. Todavía tendré que tropezar muchas veces para después volver a levantarme, pero es diferente, lo piensas, pero ya no agobia y ocupa la mayor parte de tu tiempo.

La vida no te deja de sorprender, a veces no como te gustaría y es dura, mucho, pero tiene muchas cosas por las que merece la pena luchar, tener esperanza y sacar la sonrisa.

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