El blog de Keawe

Soy un hombre de 52 años.
Marlon Brando contaba en una entrevista que cuando rellenó el formulario en el que se negaba a ir a la guerra de Vietnam, en el casillero que rezaba "RAZA" él puso "HUMANA". Me identifico totalmente.
No se me ocurre mucho más que decir de mí.
Me gusta el cine y la música, y eso se va a ver reflejado en mis textos. Me gusta el humor (el sarcasmo no), y también eso se notará.
...ah, y hace dos años me diagnosticaron esclerosis multiple (con minúsculas adrede).

MATAR UN RUISEÑOR

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up-iraia023

¡Qué película tan grande!

Basada en la novela homónima de la escritora Harper Lee, este film lleno de ternura y sencillez sigue siendo el alegato más demoledor contra el racismo y los prejuicios de la Historia del Cine. Además, es seguramente mi película favorita (se nota un poco, no? Jajaja).

Atticus Finch es mi prota preferido, representante máximo de la integridad moral y humana. Ale, he dicho! Y encima To kill a mockingbird (Harper Lee, 1960) tiene mucho humor: ¿Quién -que la haya visto- no recuerda a la niña Scout disfrazada de jamón? Mis hijas se mearon de la risa al ver la escena, rodada hace más de 50 años. Iraia ha recreado la escena magistralmente.

Recuerdo con cariño un profesor muy especial que tuve a los 10 años, de nombre Pedromari. En pleno franquismo, él llegaba al  aula con greñas, pinturas de colores y una guitarra bajo el brazo. Era inaudito, pero los niños le importábamos! Nos trataba con respeto y calidez, y eso era nuevo para mí: no lo había conocido nunca en mi entorno –y que conste que no culpo a nadie, todos éramos meros eslabones del maltrato general-.

Hace un año aproximadamente, haciendo meditación o (mindfulness, como la llaman ahora que está de moda), me vino la idea: “Que sería de Pedromari?” “¿Seguiría ejerciendo la docencia?”

Ni corto ni perezoso, llamé a mi antiguo colegio, situado ahora en otro barrio, y pregunté por él. A la joven telefonista ni le sonaba, pero tras unos minutos, se puso al aparato una mujer mayor: “Ah, si, Pedromari, qué hombre más majo! Se fue a vivir a Madrid, pero tengo su e-mail”

Le escribí una carta muy sincera expresándole lo mucho que había significado para mí ser alumno suyo, y me respondió de la misma manera. A partir de entonces me carteo con él. Así he sabido que ahora se dedica a escribir libros para niños, y uno de ellos me llegó hace unos días. Cuando lo tomé entre mis manos, un escalofrío me recorrió la espina dorsal. A mí y a mi hija Iraia nos ha encantado.

Quizá penséis que esta historia no tiene nada que ver con la e.m., pero yo creo que sí. La última carta de Pedromari termina con las frases: “Sigue creciendo. Besarkada handi bat (un fuerte abrazo). Sabes que yo también te quiero.”

Pura resiliencia.

 

 

 

 

 

 

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