Reir y llorar. UP
Solamente por los 4 minutos que dura la preciosa y muda historia de amor del principio, UP (2009, Pete Docter, Pixar ) ya merece entrar en el Olimpo de las Obras Maestras del Séptimo Arte. Yo no he conseguido nunca verlos sin estremecerme de emoción y –por qué no decirlo- llorar (si no los habéis visto, están en youtube, con el nombre “UP LOVE STORY”). Seguramente pertenezco a esa especie que “el artista antes conocido como El Fary” denominaba “hombre blandengue”.
Carl, protagonista del film, conoce a Ellie –ambos niños- y le promete ayudarla en su sueño de llevar una casita de madera a un acantilado junto a las Cataratas del Paraíso. En los 4 minutos de los que hablaba más arriba, vemos a Carl y Ellie en su boda, tumbados en el campo mirando las nubes, felices, intentando –y no pudiendo- ahorrar para ir a El Paraiso… envejeciendo… y por fin asistimos al fallecimiento de Ellie, “narrado” magistralmente sin voz con la sola ayuda de una melodía que nos transporta al país de Amelie. Reir y llorar, que diría Kiko Veneno.
El siguiente plano nos presenta un Carl viudo y gruñón viviendo en su vieja casa de madera, ahora rodeada de rascacielos. Una despiadada constructora le avisa de que van a proceder a deshauciarlo, y él –antes vendedor de globos para niños- les sorprende convirtiendo su vivienda en “casa flotante” gracias a miles de globos… y no cuento más.
Cerca de mi casa hay un ascensor que baja (solo un piso) a un bidegorri muy hermoso, que bordea el rio Bidasoa y llega hasta la playa de Hendaya, bordeando el mar. Este ascensor solo tiene una opción: si montas arriba, baja un piso, y si montas abajo, lo sube. Todos los días doy un paseo de –mínimo- una hora de duración, e, indefectiblemente, cuando monto en el ascensor, pregunto: “¿a qué piso va?” Casi siempre consigo dibujar una sonrisa en la cara de los paseantes a los que su médico recomienda –como a mí- dar un paseo de una hora, mínimo. A veces son rostros de ancianos machacados por la crudeza de la vida, y conseguir sonsacarles una sonrisa es una cosa muy grande. Cuando no lo consigo, me hago el despistado y me rio yo, “ja, ja, ja, pensaba que estaba en casa” -disimulo.
En algún sitio oí que un día sin reír es un día perdido, no se.
En el mítico cuento “El caballero de la armadura oxidada” nos encontramos con un distinguido hidalgo que –orgulloso de sus éxitos en batalla- deja de quitarse su armadura hasta para estar en casa con su familia. Al cabo del tiempo, ésta se adhiere a su cuerpo formando una sola costra-coraza, y tendrá que pasar por “El castillo del silencio”, “El castillo de la Voluntad” y otras pruebas hasta llorar amargamente y ver que sus cálidas lágrimas, que brotan desde su corazón, son lo único que, al caer en su armadura, consigue desprenderla de su cuerpo.
Quizá un día sin reír sea un día perdido. Quizá un día sin llorar también lo sea.
CURANDOME POCO A POCO. En el apartado dedicado a resiliencia (o “ajustes frente a la adversidad”) hoy me congratulo en contaros que mi neuritis óptica, que cursa con temblor en ojo derecho, remite con la relajación. Vamos, que a más relajación, menos tembleque en el ojo y más relieve en lo que veo. ¡Viva el yoga, brindemos de nuevo!
Y ahora “la pregunta reflexiva” del mes: ¿Por qué diablos –a nosotros, enfermos de EM, sabiendo que nos va la vida en ello- nos cuesta tanto priorizar nuestras necesidades básicas?
SALUD-os y hasta pronto!
Kaixo!
Oso marrazki politak!
Eta bai ta istorio ere!
Ni ere emozionatu nintzen pelikula ikusi nuenean, oso sensibleak garela seiñale! (sensible que no sensibleros!jaja)
Dena den, polita eta hunkigarria da emozioak ateratzea, askotan malkoak ere ateratzen zaizkit pelikula ikustean… txikiak zirenean, nere seme-alabek kontsolatzera etortzen ziren, zerbait gertatzen zitzaidala pentsatzen… orain farre egiten didate… eta ni ere farrez bukatzen dut!
Tira, noizbait koinziditzen badugu bidegorriko igogailuan, irrifarra egingo dut “ze pisura?” galdetzerakoan.
Ondo segi!. Muxu potolo bat.
Egun on, Noa
hunkitu egiten naiz zure gutuna irakurtzen.
Izan ere, lehen ematen zidaten botikarekin (Copaxone deitzen zen) zaldi-depresioak pasatu nituen, baita negar asko egin ere. Alaba txikia (Iraia) niregana etortzen zen galdetzera zer gertatzen zitzaidan… eta ORDUAN BAI NEGARRAK! Buuuuff
Jarri EL HOMBRE BLANDENGUE. EL FARY youtube-n: “reir y llorar” ere bai… jajaja
Muxuak
Que gran relato Keawe me ha encantado. Yo también he visto la película de UP y es imposible no emocionarse, detrás de esos dibujos se esconde una historia increíble.
Muchas veces asociamos el llanto con emociones negativas, pero no tiene porqué ser así. Para mí lo importante es que dejemos fluir a nuestras emociones.
Y por supuesto, comparto tu reflexión. Yo también me planteo muchas veces porque nos costará tanto priorizar si para nosotros es fundamental. No es fácil, me uno a esa lucha por conseguirlo.
Mucho ánimo.
Un fuerte abrazo
Cúanto me alegro de que te haya gustado!
Soy muy sensible desde niño, pero en esta sociedad los niños sensibles eramos “defectuosos”, y teníamos que acorazarnos.
Riamos y lloremos, Petita!
Historia de Amor imposible la de WALL_E de Pixar,entre un robot y una flor,muy tierna y da que pensar. Ondo izan